Pampas XV: un promisorio balance
Se acabó la segunda temporada argentina en el rugby rentado de Sudáfrica. La mirada es muy positiva más allá del resultado. Vale un repaso sobre los objetivos cumplidos y los que quedan por alcanzar.
LO QUE SE CONSIGUIÓ
Se amplió la base. El objetivo de la participación argentina en este certamen estuvo vinculado exclusivamente con formar jugadores que pudieran sumarse a los Pumas camino al Tri Nations 2012. La designación de 13 Pampas por parte de Tati Phelan confirma que la meta fue un éxito. Creevy, Bustos, Macome, Galarza, De Achával, Farías, Senatore, Nicolás Sánchez, Imhoff, Gosio, Bruzzone, Fessia y Guzmán fueron los elegidos. ¿Podría subir alguno más? Seguro, Gabriel Ascárate, por ejemplo, merece la oportunidad y la tendrá más tarde o más temprano.
Maduración. El rugbier argentino es amateur y este ítem no tiene que ver sólo con lo deportivo. Jugar en un torneo profesional como éste requiere dedicación exclusiva, seriedad, concentración. Sin desarreglos en la cancha, pero fundamentalmente fuera de ella. Muchos de los integrantes más jóvenes conocen lo que significa.
Disciplina. Éste sí es un punto ligado exclusivamente a lo deportivo. Antes de empezar la Vodacom 2011, Daniel Hourcade dijo: «El jugador argentino es infractor por naturaleza». Se puede estar de acuerdo o no con sus palabras, pero lo que el entrenador buscaba era otra cosa. Aquí los árbitros les dan un trato claramente preferencial a los conjuntos locales y hay que tener mucha paciencia para no salirse de caja. Las órdenes fueron claras. Ante la sanción se reacciona de una sola manera ante el juez: «¿Qué infracción cometimos, señor?», diez yardas hacia atrás y a seguir jugando. No más protestas. Si los Pampas quieren ganar un partido no lo harán porque le lloran al árbitro. Lo harán porque son muy superiores a su rival, aunque el árbitro los perjudique.
El poder físico. Es una realidad que queda reflejada con sólo ver el desarrollo de los cuerpos de algunos jugadores. Si algo distinguió toda la vida a los sudafricanos es el rigor físico que les hacen sentir a sus rivales. Son los más duros en el contacto. Los Pampas no sólo resistieron ese punto, sino que en muchos casos lo revirtieron, dando vuelta partidos en varios segundos tiempos. «Antes, aguantar un partido contra equipos así era visto como una hazaña. Estos chicos lo han tomado como algo natural», dijo Marcelo Loffreda.
Se ganó. Los resultados pueden ser engañosos. No es éste el caso. Pero sin dudas abren puertas. Los Pampas acaban de revalidar el poderío del rugby argentino que necesita mezclarse en los mejores torneos del planeta. Y este título es un as de espadas en la mesa de las negociaciones que se avecinan.
LO QUE FALTA
Un fixture anual. La dirigencia de la UAR presentó en un principio a estos jugadores como el primer equipo profesional del país. Luego, para evitar conflictos con la URBA, se habló de becados y viaticados, porque unos 20 rugbiers se quedarían el segundo semestre sin actividad. Si realmente se desea un equipo profesional ciento por ciento, nuestros dirigentes deberán conseguir un calendario acorde a esa necesidad. Los Pampas no pueden tener un programa de 11 partidos por año (el máximo que les da la Vodacom), más otros siete u ocho que sumen con los Jaguares. Cómo llegar a 30 o 35 encuentros es el gran desafío ahora.
Subir el nivel. Se probó la capacidad para jugar en esta jerarquía. ¿Hasta dónde pueden ascender ahora los Pampas? Quedó claro que están para algo más que la Vodacom, pero ¿quién los recibiría? ¿Cómo se consigue un mejor torneo? Aunque hace un tiempo anteriores dirigentes de la UAR lo sugirieron, el Super Rugby es una utopía por varios motivos (deportivos, económicos, organizativos, etc.).
Definir el camino. El crecimiento de los Pumas hizo que la búsqueda de mejores condiciones y beneficios para los jugadores fuera inevitable. Se empezó como se pudo. Se logró lo que hoy vemos. Pero sería bueno recordar que la situación de por sí es contra natura. Lo que la Argentina está planteando es: «Queremos ser profesionales, pero no en nuestro país». ¿Cuánto tiempo aceptará la IRB esta doble vida del rugby argentino? No debemos olvidar que el equipo no es autosustentable. Todo se hace con los ingresos que provee únicamente la IRB.
Por Juan Manuel Trenado
Canchallena.com