El ruso de Bialos
Cristian de Bialoskurski - Foto: Rugbyfull
Cristian de Bialoskurski, el «Ruso» de apellido imposible de escribir bien para los periodistas, en nuestro invitado en el Rincón del Pito. El rugby lo atrapó en Taborín y conserva intacta la pasión, canalizada en el referato.
Ficha personal
Nombre: Cristian E. de Bialoskurski
Edad: 41
Lugar de nacimiento: Córdoba
Profesión: Publicista
Estado civil: Casado con Carolina.
Hijos: Ignacio de 18 y Santiago de 14 años.
– ¿A qué edad comenzaste a jugar al rugby? ¿en qué club y por qué ese club?
– A los 10 años, ya de muy chiquito, los venia jodiendo a mis viejos, pero no había divisiones más chicas, no existían. Jugué siempre en Taborín, mis hermanos más grandes también jugaban ahí. Mis sobrinos y mis hijos también jugaban ahí. Cuando se disolvió el Tabo, dejé de jugar. Mis sobrinos se fueron a La Tablada. El Jockey CC (por medio de Julio Berger) me invitó a ser parte de su club, y allí estoy con mi familia hace más de 10 años. Soy un agradecido de Jockey CC, que me brinda todo lo que necesito para entrenarme y le da contención de club a mi familia.
– ¿Por qué jugar al rugby y no otro deporte?
– Mi viejo jugaba, mis hermanos mayores también, en mi casa paterna siempre se hablaba de rugby, era imposible no querer imitar a mis hermanos.
– ¿Cuándo y por qué dejaste de jugar?
– Bueno como te comenté antes, al disolverse el Tabo era imposible para mí ponerme otros colores que no fueron los verde y blanco de ese club. Hoy los usan los muchachos de Los Hurones de Arroyito y cuando los veo me produce mucha melancolía.
– ¿Qué es lo que más destacas de esos años de jugador?
– Todo. Era una forma de vida, un compromiso muy grande con un club muy chico. Para que te des una idea, nosotros no teníamos agua, al finalizar los entrenamientos o partidos, ni hablar de ducharse. Pero por ser tan difícil, era imposible no entrenar y jugar si no eras un apasionado de este deporte y ese club.
– ¿Te quedó algo por cumplir como jugador?
– Sí, muchas cosas, logré llegar a un seleccionado juvenil y me lesioné. Luego lo mismo me pasó cuando llegué a primera; era muy joven y la ansiedad por volver a jugar no me permitía recuperarme bien, y por supuesto me volvía a lesionar. Nunca llegué a mi máximo potencial. Me va a quedar siempre la espinita de poder haber sido un gran jugador.
– ¿Cuándo comenzaste con el arbitraje?
– No recuerdo bien a qué edad, creo que a los 27 más o menos. Como la gran mayoría, y más en esa época, siempre, pero siempre faltaba algún árbitro.
– ¿Qué hacés durante la semana, cómo te preparás para referear?
– Dependiendo de si dirijo sábado o domingo (o los dos días), me entreno lunes (solo), miércoles (con el panel de primera) y los viernes (solo). Durante la semana tengo la devolución del «Negro» Domínguez del partido que jugué. Veo sí o sí los partidos de los equipos que voy a dirigir.
– ¿A qué aspiras como árbitro, tenés algún referente dentro del arbitraje?
– Tengo un orgullo enorme de haber llegado a dirigir Primera en Córdoba. Aprendí muchísimo con el «Negro» Gustavo López.
– ¿Te acordás de tu primer partido, la primera tarjeta?
– Mi primer partido en primera fue Urú Cure contra San Martín. No recuerdo mi primera tarjeta (ni me agrada sacarlas). Lo que sí me deja muy tranquilo, es que a los jugadores que les debí sacar tarjeta roja me saludan y me respetan.
– ¿Qué es lo que menos te gusta y lo que más te gusta cuando dirigís?
– Sin dudas los momentos previos son muy importantes, pero no hay nada como los últimos 10 minutos de un partido parejo. Lo que menos me gusta son los insultos de la tribuna. Es algo que lamentablemente nos tendremos que habituar. Pensar que cuando yo estaba en infantiles, nunca me voy a olvidar, el Tabo vivía con la cancha suspendida por gritarle al árbitro.
– ¿Alguna anécdota en especial?
– Don «Lalo» Arias le decía «Ruso» a mi viejo (jugaron juntos en General Paz y en Tala) y cuando fui al «Tabo» me bautizó Rusito, fue imposible separarme del apodo.
– ¿El mejor jugador que arbitraste o con el que jugaste?
– Mi ídolo siempre fue el «Tacho» Ruiz y haber llegado a jugar con él como pareja de centro fue un sueño cumplido. Pero no puedo olvidar un partido que jugué con mi hermano Alejandro, en cancha de la U. Una de las grandes satisfacciones que me dio el rugby. En cuanto al mejor jugador que arbitré, te diría que admiro a todos los jugadores, conozco los enormes sacrificios que deben hacer para llegar a jugar al máximo nivel y la entrega que tienen por sus compañeros es conmovedora.
– ¿Un sueño?
– Cuando me retire, ser presidente del Comité de Árbitros.
– ¿Tenés algún souvenir de todos tus años en el rugby, como árbitro o jugador, y qué es lo que más atesorás de eso?
– Recuperé hace poquito mi camiseta del «Tabo», pensé que la había perdido. Sin dudas es mi tesoro más preciado. Tiene pegado el escudo y está toda emparchada por mi abuela.
Por Juan Easdale
Rugbyfull.com.ar
