Para todas las águilas que quieran compartir mi vuelo
Partido Homenaje en la Cordillera - Foto: Gerardo Merello / FB
Debo reconocer que no estaba muy bien predispuesto para encarar tres días de cabalgatas, no soy muy de a caballo que digamos, menos de montaña. Era época de mayor trabajo de casamientos, con todo lo que implica en atención, sin embargo ese fin de semana era el único libre, no tenía excusa para no ir.
Todos me tenían envidia, no entendía bien porque. Me costó entender el sentido del viaje, hasta que me subí al primer caballo, con las cámaras colgando. A partir de ese momento se transformo mi apatía en un estímulo que no podía dejar de controlar. Lo primero que me di cuenta fue que con ese caballo no iba a poder moverme rápido desde un extremo al otro de la cabalgata, así que pedí otro y me dieron el mejor de todos. Ya estaba en sintonía con el lugar y mi misión, dejar plasmado esta vivencia para todos los que quieran compartirla.
Esta responsabilidad me exigió un gran esfuerzo que los demás veían en mi, pero que yo lo tomaba como algo muy natural. Ya había entrado en otro mundo, donde el silencio de los 45 jinetes daba espacio para captar los sonidos de los animales, los ríos y el viento. Pocas veces en mi vida tuve la experiencia, que un grupo tan numeroso, compartiera el silencio que habitualmente es parte de mi vida, por mis propias característica personales.
Además del maravilloso entorno natural, destaco el aporte del siempre dispuesto Gustavo Zerbino, que a medida que avanzábamos nos contestaba, con todos los detalles, lo que ese grupo de jóvenes vivió en los 72 días en la montaña. Para destacar, como transformo la muerte de sus amigos en una vida plena en ejemplo de esperanza. Con sus tres hijos que lo acompañaron sin transmitir en ningún momento malestar o aburrimiento por escuchar lo que seguramente ya habían oído muchas veces.
Un momento emblemático, fue la construcción de la cancha por parte de todos nosotros y el primer partido en esas alturas, que hubiera querido que siguiera varios tiempos mas, pero había que subir 4 horas de cabalgata hasta el lugar donde están los restos del avión, la cruz y el monumento con los nombres de los vivos y muertos.
La hora y media que compartimos en ese lugar, con testimonios de Gustavo y con la misa que ofreció Cristian, el cura que también nos acompañó en Malvinas, son momentos que llenan mas allá de las palabras. Siempre, desde mi lugar de captar esos momentos, no se si logre vivirlo de la misma manera que los demás, pero estoy seguro de sentirme útil en lo que mas me gusta hacer. Ojala logre satisfacer las expectativas de las vivencia de los que fueron, es un gran desafío.
La imagen de la cancha armada en esa planicie rodeada de montañas es lo que más me llevo, porque refleja una irrealidad que se concretó por el esfuerzo y vocación de lograr utopías de Bustista.
Esto es lo mejor que puedo brindarles, aunque sé que es poco, lo demás se los dejo a ustedes para que se lo imaginen.
Abrazos
Por Gerardo Merello
