Mateo Uriburu y el dolor de lo inentendible
Una tristísma noticia invadió a la familia del rugby
“Nunca jamás podré entender estas cosas”, escribió el ex Puma Rolando Yanki Martin en su cuenta de Twitter. Mensajes similares se extendieron estos días por las redes sociales y en cada conversación en el ambiente de rugby. Nadie puede entender, verdaderamente, la muerte de un chico como fue la de Mateo Uriburu: en el comienzo de un entrenamiento, de golpe, en un momento de plena alegría como lo es una gira con el club, rodeado por sus amigos, con todos los sueños de la vida por delante.
Sí se pueden explicar, describir y entender algunas de las cosas que suceden cuando pasa lo que le ocurrió a Mateo. Por ejemplo lo que se transitó el martes, en un velorio privado que su familia -que viajó hasta Sudáfrica- decidió realizar en una capilla de Ciudad del Cabo. Los compañeros de Mateo y toda la delegación del SIC, que continuó con la gira a pedido de los padres de Mateo, estuvieron en ese último adiós. Y ahí se mezclaron con la M20 de CUBA, que también suspendió todo lo que estaba previsto para unirse con sus pares de otro club, como el rugby enseña. Con los Juveniles de CUBA está Juan Migliore, el papá de Juanky, quien en junio de 2008 murió en una cancha de rugby. En el velorio, Juan estuvo con otro de sus hijos, Gonzalo.
También se acercaron otros clubes que estaban de gira por Sudáfrica; el Puma Manuel Carizza, que juega en ese país. Y los Pampas XV vistieron un brazalete negro e hicieron un minuto de silencio ante Samoa A, por la Pacific Cup, en Australia.
“Fue muy emocionante ver cómo los chicos de CUBA se mezclaban en los asientos de la iglesia con los del SIC. Se generó una hermandad espontánea. Necesito contar esto porque yo fui educado en mi club Hindú con los mismos valores del rugby con los que fueron educados mis hermanos y mis amigos, y hoy estos valores estuvieron muy presentes”, escribió en Facebook Benjamín Pastrana, hermano de Achi -árbitro internacional-, y quien está en Sudáfrica como coordinador de la agencia de viajes contratada por CUBA.
El relato de Pastrana emociona, como los centenares de mensajes que recibió el SIC en estos días. Desde todos los puntos del país rugbístico se acompañó a un club que tuvo que reacomodarse para afrontar una noticia inesperada. O inentendible, como la graficó el Yanki Martin. El domingo hubo una misa multitudinaria y el martes se organizó una reunión con los padres de los chicos que llegarán el domingo desde Sudáfrica. Lo que se viene es una tarea de contención hacia ellos, liberándolos de entrenamientos y partidos por varios días. Necesitan estar con sus familias.
“¿Viste el jodón de todo grupo, el que está metiendo buena onda todo el tiempo? Bueno, ese era Mateo”, me dice Ignacio Meyrelles, quien entrenó a la división de Mateo en M16 y M18 y que no pudo viajar a Sudáfrica. A Meyrelles, que había dejado de entrenar y ahora decidió volver al menos por un tiempo, le cuesta responder porque del otro lado también cuesta preguntar. Además, en la gira está su hermano Diego, cuyo hijo era compañero de Mateo.
Rodeado de su familia, de sus amigos del club y de los jugadores de otros clubes, Mateo tuvo su último adiós. Benja Pastrana escribió en el mismo post citado más arriba: “Como dijo su hermano Juan, Mateo ya está mejor”. Esto sí se puede entender.
Por Jorge Búsico
LA NACION