Los Pumas, Obligados a seguir creciendo

Los días pasan y la mirada se posa en el horizonte y observa en perspectiva. La velocidad de los acontecimientos y ser testigo directo de ellos, a veces, no permite realizar un profundo análisis mientras se desarrollan los hechos.
Por eso mismo, con la culminación de la primera edición del Personal Rugby Championship la posibilidad de repasar cuestiones está latente. En primer caso, por cierto, se debería pensar si uno no sueña despierto. Que Los Pumas hayan jugado un torneo junto a los mejores equipos del planeta y fueran elogiados por el mundo del rugby por sus destrezas y entrega ya suena fuerte.
Pero que, además, tengan la posibilidad de volver a participar en 2013 (tienen contrato por cuarto años con la SANZAR) supone una utopía hecha realidad. La alegría por el sueño materializado ya fue cursada cuando se firmaron los acuerdos, hace un año. Sin embargo, la sentida vivencia de esta experiencia deja mucho más que una gran satisfacción.
La real noción de que la Argentina tiene la potencialidad de convertirse en una de las naciones líderes del rugby pudo advertirse, a pesar de que para que ello ocurra deberán pasar concienzudos años de preparación en todos los órdenes y niveles.
De todas maneras, en el plano del juego hubo muchos motivos por los cuales alegrarse. A pesar de que Los Pumas terminaron con un rendimiento en baja, por el propio desgaste de la competencia y cuestiones sobre las que deberán trabajar, demostraron una notable evolución en su rugby.
La intensidad del certamen quedó en evidencia, aunque en la previa ya se advertía sobre esta situación. Medirse con Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica (partidos de ida y vuelta) representa “el peor fixture que te puede tocar en un Mundial”, tal como aseveraba Patricio Albacete en la previa. Pero si se le suma a ello los viajes y las lesiones producto del desgaste (no hubo de gravedad) además, habrá que contemplar un todo pleno de adversidades que la Argentina debió afrontar por primera vez en su historia.
“Tendrán que acostumbrarse a los viajes. Ese es un tema muy importante” avisaba, también antes del inicio, el ex All Black Tana Umaga. En definitiva, la UAR ingresó a un mundo desconocido, el del súper profesionalismo, y quedó muy bien parada luego de su primera incursión. Lo mismo que su seleccionado, que tuvo a mano un par de triunfos pero, por su candidez, no pudo capitalizar.
A pesar de ello, la imagen que proyectó fue sólida y de un gran poder de adaptación y aprendizaje. “Vivimos una experiencia muy intensa con partidos de máxima exigencia. Por momentos del campeonato, el equipo argentino mejoró mucho su juego en cuanto a la obtención y se largó a jugar y tuvimos una defensa muy buena, que en la mayoría de los partidos funcionó bien” aseguraba Santiago Phelan, luego de la caída ante Australia y cierre del primer Personal Rugby Championship.
Tras dos meses de enorme sacrificio por estar a la altura de las circunstancias, el equipo argentino tiene la chance de autoevaluarse y detallar las cuestiones por mejorar. No tendrá mucho tiempo para hacerlo porque la gira de noviembre por Europa ya asoma (el 10 se medirá con Gales). Por eso mismo, con el empuje que encaró esta cita buscará seguir mejorando y aumentar su nivel.
No le queda margen para dejar de crecer. El apoyo de la IRB y la SANZAR es incondicional, siempre y cuando se notifiquen pasos firmes y seguros hacia adelante. De allí que la llegada de los tests en la segunda ventana internacional cobren una especial atención para el mundo del rugby.
Obligado a ir por más, el conjunto de Tati Phelan ahora descansa para recobrar fuerzas. Pronto las necesitará de nuevo para seguir demostrando su evolución.
Por Román Iglesias Brickles
Director de PreMatch.com.ar













































