El «afortunado» Mitchell
Si hay un jugador en esta Rugby World Cup que cuenta con buena suerte ese es Drew Mitchell.
El wing australiano había descartado en abril sus posibilidades de jugar en Nueva Zelanda, tras haberse dislocado y romperse el tobillo derecho mientras jugaba para New South Wales ante Queensland Reds, en la décima jornada del Super Rugby.
Luego de caer torpemente tras perseguir una patada, su tobillo se dislocó y tuvo que ser sedado mientras el cuerpo médico lo volvía a colocar en su lugar. El dolor por la severa lesión fue inmediatamente seguido por la posibilidad de perderse la máxima cita del rugby mundial. «Si, una gran cantidad de veces», reflexionó Mitchell cuando se le preguntó si pensaba que su temporada había terminado.
«Lo primero que pensé, probablemente cinco segundos después de que me lesionara, mirando como había quedado mi tobillo y la posición en la que estaba, fue en la Copa Mundial de Rugby», confesó.
Lucha y fe
«Fue un largo viaje que jamás había realizado. Nunca antes había tenido una lesión tan grande, seguramente no una de esta magnitud. Es muy satisfactorio encontrarme en la posición en la que estoy ahora», aseguró.
Cuando los especialistas le dijeron que todavía había alguna chance de que pudiera llegar a la RWC, eso estimuló su recuperación.
Sus esfuerzos y su creencia dieron sus frutos, ya que el tryman de Australia en la RWC 2007 fue confirmado para ocupar un lugar en el banco de suplentes para el segundo test de los Wallabies frente a Irlanda, este sábado en el Eden Park.
Mitchell está encantado por estar de regreso para conseguir su 57º cap. «Para mí fue realmente importante que me haya aferrado a esa esperanza. Al atravesar esos largos y tediosos días, realmente tuve que aferrarme al hecho de que todavía quedaba alguna chance. Fue muy grande para mi, usándolo como una especie de zanahoria para regresar y superar la rehabilitación», cerró el wing.
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