“Asados a la carretilla”
Taborin RC - Historias del Trampero...
Muchas historias y relatos recordamos de nuestro querido club. Algunas de esas historias son agradablemente recordadas, otras tienen sabores amargos y tristes, como su posterior desaparicion. Si bien nuestro club continua su camino con un nuevo nombre lo vivido antes de la fusion fue de vital importancia y marco nuestros caminos para siempre.
En nuestra era “paria” nos entrenabamos en una cancha de fútbol que nos cedía el colegio, con escasa luz poco pasto (nada) y mucha tierra, pero siempre con muchas ganas. Allí pasamos practicamente toda nuestra etapa de juveniles, donde se hizo imperativo la necesidad de un espacio propio y la ilusión de tener un verdadero club.
En la busqueda de ese espacio propio tuvimos una propuesta del colegio que nos ofrecio ser parte de un predio deportivo compartido, y esto era para nosotros que no teniamos nada como una especie de “tierra prometida”.
No podiamos ocultar nuestra alegria y entusiasmo aunque la sonrisa duro poco. Con el tiempo nos dimos cuenta que ellos nunca estuvieron interesados en tener un club de rugby ni compartir nada, pero si gente que impulsara ese proyecto e idea y ahi fue donde caímos nosotros cerrandoles el circulo.
Todo habia sido nada mas que eso, un sueño, una farsa armada por gente que nunca fue de rugby. A pesar de ese traspie, habia que encontrar la verdadera identidad y continuar con el sueño de ser un RC. En nuestra busqueda ya habiamos conseguido unos terrenos que nos cedieron a cambio de mantenerlos en condiciones con un contrato de 30 años, todo parecia resuelto, pero no era tan fácil como parecia.
En uno de los terrenos no habia nada, solo un amplio predio, que fue donde hicimos la cancha. La misma en uno de sus margenes colindaba con un camino de acceso y un canal de riego que estaba rodeado de arboles de moras que lo acompanaban en todo su recorrido.
El otro terreno estaba situado al otro lado de la ruta asfaltada que los dividia. Habia alli una precaria y humilde construccion abandonada que utilizabamos despues de los entrenamientos para cobijarnos del intenso frio nocturno de las quintas. Vaya si hacia frio!
Contra una de sus paredes “armabamos campamento” y haciamos nuestros tambien precarios “asados a la carretilla”.
Esos asados a la “intemperie” en esas heladas noches de invierno tenian como centro de reunion a una vieja carretilla devencijada que nos agrupaba a su alrededor buscando el calor reparador. Ademas como era de caja cuadrada, nos permitia hacer el fuego adentro de ella y a reparo del viento. Por otro lado tambien mantenia el calor mas concentrado lo cual hacia que el asado no demorara horas en cocinarse debido a tan bajas temperaturas.
En esos asados, donde el humo, el frío, las “arañas” y el “fernando” eran los principales protagonistas, los sueños se materializaban, las ideas, los proyectos tomaban forma dia a dia. Ese punto de reunion con el tiempo se convirtio en un quincho, con un gran asador, piso de ladrillos y amplias ventanas de vidrio que permitian ver el fondo de las quintas que era el lugar donde habitualmente precalentabamos.
Ademas la precaria construccion se reacondiciono dandole forma a humildes vestuarios como parte de un club en funcionamiento. Despues llego la era moderna, el quincho al lado de la cancha, nuevos vestuarios, un cuidador y canchista, etc, etc…
Sin embargo cada vez que miro hacia atras, recuerdo con cariño aquellos “asados a la carretilla” porque para mi siempre tuvieron un significado muy especial, la amistad y la union para un proyecto en comun.
Sin lugar a dudas todo impulsado por ese bichito que cuando te pica, no se va mas: “El Rugby”
Por Pablo Csaky
@pablocsaky